Hace pocos meses, la Asociación de Acogida y Acción Terapéutica (AAT) inició una nueva etapa en su difusión de la causa a nivel internacional en colaboración con la federativa European Federation of Therapeutic Communities. En el marco de la entrada a formar parte de esta federación europea, reproducimos en catalán la entrevista que le realizaron a la directora de la AAT, Mercè Mompín, para presentar la colaboración.
¿Por qué es importante para la AAT formar parte de la EFTC?
Desde la entidad siempre hemos creído en el trabajo federativo por tener espacios de compartir inquietudes y conocer otras visiones y programas que se están desarrollando. El día a día de nuestro trabajo es muy absorbente y nos ocupa mucho espacio mental, disponer de espacios de reflexión que nos aporten perspectiva es fundamental para ir adaptando las respuestas y proyecta una necesidad tan cambiante como es el campo de las adicciones.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta España en el ámbito de las drogas y las adicciones?
En mi opinión, uno de los retos principales son la implementación de políticas efectivas de prevención e intervención temprana en el consumo problemático de drogas y adicciones comportamentales, siempre se han dirigido la mayor parte de los esfuerzos en atacar el problema cuando ya se ha manifestado. También creo que tenemos un gran déficit en servicios específicos para adolescentes y jóvenes. Y con las familias, que son las grandes olvidadas, en mi opinión es indispensable el trabajo con las familias desde una perspectiva de salud individual y comunitaria.
¿Cómo ayuda su organización a afrontar estos retos?
A nivel de prevención e inervención temprana, desde algunos talleres que realizamos en escuelas e institutos, pero es un programa al que queremos dar más fuerza y dedicación. Por lo que se refiere a los Servicios específicos para adolescentes y jóvenes, es uno de los retos de la entidad porque llegan pocos casos que son atendidos individualmente (apoyo psicoterapéutico y acompañamiento educativo).
Y en lo que se refiere al trabajo con las familias, estamos desarrollando un proyecto que contempla el abordaje individual de sus miembros, así como grupos de autoayuda con apoyo profesional.
¿Cómo evoluciona el enfoque de la comunidad terapéutica en su país?
Yo creo que el modelo de Comunidad Terapéutica se está adaptando a los nuevos tiempos y perfiles: ha dejado de ser un modelo cerrado y aislado, con tiempos de tratamiento muy largos y se ha incorporado la perspectiva de género. Aunque a veces tengo la sensación de que desde la administración se ve como un programa obsoleto y poco eficiente (ya que es muy costoso). Se espera que sea un programa finalista y de éxito, sin entender que la comunidad cumple una función educativa y terapéutica muy importante debido a la intensidad en la intervención, pero inscrita en el proceso de recuperación personal de largo recorrido y con altibajos , propios del proceso.
¿Qué le inspiró a trabajar en el campo de las drogas y las adicciones?
En los años 80, siendo yo una adolescente, viví de cerca el problema de la heroína con algunas personas cercanas y me impactó mucho ver el grado de sufrimiento en el que estaban inmersas tanto ellas como sus familias. Cuando decidí estudiar trabajo social ya tenía claro que quería dedicarme al campo de las adicciones, así que en 1988, cuando terminé la carrera me fui a trabajar de educadora de una comunidad terapéutica rural, fue una época muy intensa y entrañable. Y hoy, después de 36 años trabajando en la entidad (primero como educadora, después como trabajadora social y actualmente como directora), me siguen emocionando sus historias de lucha y supervivencia.